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     Lorenzo Ortega

ESTRELLAS DEL PORNO

     A duras penas se contienen, mantienen la respiración, se insuflan, se alientan. Se dan lo mejor porque se atraen. No olvidan que es un cortejo distinto para los dos; trascienden su trabajo.

     - No te cabe, eres muy estrechita.

     Ella le agarra el miembro con la garganta mientras él la graba. Para después almacenarla en otro cajón. El casting continúa.

     - Puedes hacer que me quepa.

     Les gusta; se ve cómo disfrutan. Se comen, se dejan comer. Se mastican, se digieren. Ella se mete un testículo en la boca y lo succiona. Ahora el poder de él está en su mandíbula. Hace como la que aprieta pero no puede, se le olvida; él la agarra por el cuello y la sube hasta su boca. Con la mano izquierda le abre los labios y después le pellizca el clítoris.

     - ¿Te gusta?
     
     Le cabe, poco a poco le cabe.

     - Así, sube la pierna. ¿Ves? Siento la presión de tus paredes.

     Él bombea. Ella se aprieta contra él y se corre; se contrae mientras le chupa la mano derecha. Después un dedo, la correa de la cámara, otra vez el dedo. El pubis de él está empapado. El objetivo se empaña.

2 comentarios:

  1. Querida y valiente Meri, si la literatura erótica insinúa ("deja que te quemes"), la pornográfica enseña, excita, calienta ("la hoja quema en sí"). La pornográfica se basa en la relación de los cuerpos, está en función de los actos sexuales. Lo explícito del sexo es lo pornográfico, idear una historia en torno al sexo "con pelos y señales". Desde un punto de vista analítico, sexo y vida. Que lo pornográfico no exija esfuerzos del lector, bajo mi punto de vista, es discutible, como lo de subgénero. Sobre gustos, los colores. Este relato lo tenía guardado en un cajón. Y ahora está donde tiene que estar, en tu blog de literatura pornográfica. Gracias, Meri, por hacerme sentir tan libre.

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