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Patti Smith


¡carnaval!
¡carnaval!

¡carnaval! avanza una chica con traje negro y puños blancos. gotas de juventud se concentran sobre su carne de melocotón. 36 movimientos se convierten en 36 instantáneas perfectas de la misma película. el cine es tan excitante, murmuran los espectadores acariciándose sus partes. nosotras somos los corredores femeninos. el vestíbulo de lustre rosa. somos las luces tensas y los cuartos delanteros de un toro. los turistas se corren mientras la película continúa moviéndose y tallando credenciales sobre la fresquera de estrellas.

la puerta se abre. una grieta. la chica con labios agrietados abre silenciosamente las rodillas sobre la cama de venganza. el hombre con manos ásperas. apretadas contra el rostro de ella las brillantes láminas de hielo. las boyas derritiéndose. cintas y banderas llenas de color arrastradas por la encharcada pista. el fantasma frío de la chica avanzando.

muros. planchas rosas. ningún picaporte ni la promesa de una primavera oculta. rostros no rasgos. rostros envueltos en gasa mojada...

me desperté con contactos radiofónicos. gente que chilla por el transistor. reggae porno. era el día de la independencia. chicos blancos sin camiseta se congregaban en tensos círculos al otro lado de la calle. chicas españolas con trajes blancos bailando sobre el asfalto caliente. un joven atlético de pelo amarillo apareción con un descapotable blanco. una de las chicas se subió. la mano de él se deslizó bajo la falda por su muslo moreno. no llevaba bragas y cambió algo de posición, por lo cual a él le fue fácil meter los dedos dentro haciendo que ella empezara a sacudirse, lloriquear y maldecir en español. las chicas dejaron de bailar. uno de los chicos se estaba limpiando las uñas con un estilete en miniatura.

anduve hasta el radiador. alguien lo había pintado para hacer juego con el resto de la loca decoración. mi cuarto era una cáscara de huevo de acero petrificado, del grosor de una uña. impenetrable. no podía salir tampoco. podía sentir que la chica avanzaba hasta ponerse fuera de mi línea de observación. cada pelo de la parte de atrás de mi cuello era una navaja. noté que ella se estaba corriendo y manos que bajaban la cremallera frente a su hendidura. su ropa interior era de alambre negro y su piel cremosa. podía palpar sus dóciles pezones entre mis callos. ella se quitó los puños. había un tallo negro sobresaliendo como un palpador desde la boca de su sexo. ella tiró, sorbió, chupó y escupió de vuelta el pito con un abandono tan lleno de gracia que se me engrasaron las bragas. metí el dedo medio (uña dura) por su coño y luego hice que se doblase en dos mitades. hice que se abriese como un regalito de Navidad. una riada de objetos brotó, se expuso y se desvaneció.

formas de huevo duro los ovarios de una princesa. blancos, todos blancos y moteados con luz. dispensarios de coca, bouquets de taladradoras y docenas de temblorosos cerdos sobre espetones de metal blanco. rayos violetas y rojos de dibujos animados perfilaban mi mano. mi dedo de joder estaba inmóvil y marrón. dorado como la bendita mierda de las mujeres.

sus bragas estaban partidas en la entrepierna y tenían bordadas todas las estaciones de la cruz en el borde de seda. ella había sido verdaderamente preparada para una noche de amor. sus caderas estaban ungidas con óleo y su concha empapada de merc y miel. sus largas piernas (la costura interior) estaban empolvadas con el rouge harinoso de la amapola.
-carnaval de almas
-la casa de hielo perdida
-autopista de luz
-rayos
 -luces de posición y luces largas
los rayos de tráfico hacen señas como las manos de blake. nenas vistosas en jerseys con el atractivo masculino de lana turner. se me prometieron mujeres y hubo muchas. canción en la radio: frankie lee. hubo muchas pero no quise hacérmelas. sólo una. era la completa. nuestras sensaciones sincronizadas fueron una revelación; esa chica en playeras con los labios de una estatua.

pórtico de brazos femeninos. él avanza. la delgada cabellera rubia de ella recogida atrás con una cola de caballo. están avanzando hacia la vieja casa de hielo atrofiada con arados negros.

ocho figuras de receptores retorcidas y apartadas de lo natural en gruesos bloques de hielo. algunas estaban desnudas y abriendo las mandíbulas como para morder. otras se jactaban sin darse cuenta para nada de que  no estaban metidas en diamantes. se mantenían celulares, y el bloque sólido. mi sirena se deslizó a través de un canal cálido y yació abierta y pulsante sobre la espalda chata de un fragmento flotante. banco de hielo, un glaciar y un quinto de jack daniels. y el reflejo en la botella era el vientre danzante de una mujer.

juventud con camisa blanca limpia. chica subcristal en un nido de gardenias blancas. él acarició los montones de flores y de repente era carne suspirando en una red de neblina blanca. quedó atónito por la unión. el modo en que se cerraban los cuerpos sobre sí mismos predestinaba una vacilación. como si no hubiese disputa sobre su valía común.

el túnel negro. nubes de armiño. un pasado sueño de vapor y melodía. nubes de armiño rosa. nada le fascinaba más que el parecido de un caballo con un arma. tomó una y la deslizó en la boca de la chica que dormía. cuando la cápsula estalló así lo hicieron también las escenas hechas por ella y los papeles que representó.



Del libro: "Babel"

Editorial: Anagrama

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